Mucho Namasté, mucho Namaskar y ¿dónde quedó "Vaya usted con Dios"? |
Mucho "namasté", mucho "namaskar", mucho "om shanti" pero ¿dónde se perdió el "vaya usted con Dios"?...
Increíble que vayamos hablando sánscrito, hindú, japonés, etc., en el ámbito y en lo que se refiere al mundo espiritual como si nos diera vergüenza hablar en castellano y con fundamento.
Increíble que vayamos a buscar enseñanzas y filosofías a países y culturas lejanas cuando aquí en occidente tenemos las mejores enseñanzas y filosofías del mundo, a saber, las Enseñanzas de Jesucristo y las Virtudes del Corazón.
Menospreciamos "Los Mandamientos de la Ley de Dios" o las Virtudes y nos tragamos sin rechistar "los principios reiki". Menospreciamos el Espíritu Santo y enaltecemos el Reiki, que realmente es lo mismo.
Pensamos que la Biblia es aburrida mientras citamos frases del casi ininteligible Bhagavad Guita.
Creemos que somos mejores que los demás porque sabemos los nombres de cuatro mudras o asanas en un idioma raro. La ignorancia es grande...
¿Dónde se perdió el "Vaya usted con Dios", "la Paz de Dios sea contigo", "por el amor de Dios", etc., etc., o sencillamente "la paz de Dios".
Muchos creen que todo lo que pueda provenir de países orientales es "bueno" para el desarrollo espiritual, pues no, no se lo crean, tengan en cuenta que los japoneses son las personas más estresadas del mundo. Los japoneses, tanto como otros orientales, podrían, por ejemplo practicar esas técnicas de sanación, meditación, yoga, etc., ellos mismos y predicar con el ejemplo, o sea, "barrer primero delante de su propia puerta".
Tengan en cuenta que mudras, asanas, técnicas de sanación, meditación, contemplación, relajación, etc. hemos tenido en el mundo occidental desde siempre.
¿Qué nos ha sucedido? ¿Quizás nos hallamos vuelto ciegos en nuestra propia casa? Los orientales no tienen por qué tener la exclusiva en lo que se refiere al desarrollo personal, espiritual y la sanación.
Además deberíamos hablar "en cristiano" como Dios manda, así todos nos entendemos. ¡Por Dios!
Para pensar..., y vaya usted con Dios...
Damián Alvarez