También se peca con el Alma, de forma Energética |
He querido demostrar (ya verán otros artículos míos al respecto), que cuando se desea, cuando se piensa una "impureza" también se está "pecando", o sea, que no es necesario llegar al acto físico (¿recuerdas? "No cometerás actos impuros"), sino que tan solo con desear, imaginar, quizás planear tener una fantasía impura te haces daño a ti mismo y le haces daño a aquella o aquellas personas con las que estás pensando, deseando esas impurezas.
No podía ser de otra manera. Dios es nuestro creador, y sabe más de nosotros mismos que nosotros mismos. Dios sabe que tenemos un alma, que somos energía al igual que Él, y que podemos dañar nuestra alma y el alma de los demás de forma energética, de forma anímica.
También sabemos que todo se manifiesta en la vida de "arriba hacia abajo". Si no actuamos como zombis o como animales en celo, llevándonos por instintos, se supone que (siempre), antes de cualquier actuación debe de haber un deseo, un pensamiento, un sentimiento, una emoción primero o primeras, para que luego se manifieste de forma física, "real".
He puesto entre comillas "real" porque para la sociedad actual, hasta para los gobiernos, políticos, jueces, etc., muchas veces lo real es solo lo físico, y aunque se hable de "psíquico" siempre debe de haber un acto tras ese "psíquico" para que se pueda condenar. Me explico, por ejemplo, un maltrato psíquico no se condena como tal si se queda en la mente del maltratador y no se expresa por ejemplo con una actuación o de forma verbal.
"No Desearás al Hombre de tu Hermana" |
Dios, en cambio, sabe que las energías negativas llegan, hacen daño, así como las energías positivas hacen bien, sanan, por lo que nos manda a no consentir esas energías. Así pues, al igual que con la codicia, que hasta que no se expresa en forma de robo, es un deseo, es pura energía, así pues también los pensamientos y deseos impuros son veneno para el alma, y nos matan por dentro y por fuera.
"No desearás a la mujer de tu hermano". Realmente "no desearás a la mujer o al hombre de tu prójimo", expresa muy bien lo que Dios desea inculcarnos de forma indirecta y nos manda a acatar de forma directa, porque nos desea lo mejor, desea que seamos felices, y vivamos en paz y amor por toda la eternidad.
Pero, no hace falta desear a la mujer de tu hermano para tener pensamientos y deseos impuros ya que existen tantos como fantasías pueda tener el ser humano, o mejor dicho: "tantos como los seres espirituales negativos puedan inculcar en los pensamientos, sentimientos y emociones de los seres humanos".
No Desearás a la Pareja de tu Hermano ni de tu Hermana |
Claro está que cualquier personas puede estar psíquicamente enferma y desear tener relaciones sexuales con niños, animales o lo que sea, o cualquier otra aberración, pero, casi siempre son los seres espirituales negativos (ángeles rebeldes, demonios), los que introducen esos deseos y pensamientos en el alma humana, en el ser humano, y además, les hacen creer que son muy placenteros (primero), para luego "condenarlos" y llenarlos con mala conciencia por su proceder (el del ser humano), aunque inducido de forma exterior por ellos mismos, les hacen creer que esos pensamientos y deseos inmundos son endémicos en el ser espiritual más elevado de la creación divina, o sea, tu y yo.
"No consentirás" está escrito, es un mandato, es una orden, es el poder de poder decir "no, eso no lo deseo, eso no lo consiento porque yo no soy un animal". Yo soy un ser creado a imagen y semejanza de Dios, amor puro, nacido del amor, y expresión en la Tierra del amor del Creador. Me relaciono con los demás seres humanos con respeto, consideración, templanza, solidaridad, apoyo, ... amor, ...
Así, mi alma será tan limpia como la del Creador, y podré vivir como el Creador, con esa luz que brilla eternamente. Ese es el Poder, el poder que Dios le ha otorgado al ser humano, ese "Manual de Vida" (Los Mandamientos de la Ley de Dios), perfecto. Al igual que con el poder del libre albedrío para que cada cual y todos puedan escoger cumplir con los Mandatos, con la Ley y con Dios, y vivir eternamente.
No podría ser de otra manera, Dios no podía estar equivocado.
Damián Alvarez