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Era Amor

jueves, 5 de enero de 2012

Leyenda del Mencey Guanche "El Gran Tinerfe". Por Damián Alvarez



El Gran Mencey Tinerfe. Rey de los Guanches de Tenerife

Cuenta la leyenda, que preocupado Tinerfe por las posibles futuras invasiones hispanas a la Isla de Tenerife, y quizás otros peligros que pudieran arremeter contra su pueblo guanche, el Mencey subió al pico del Teide (en ese momento nevado), centro de su Menceyato insular, a pedir guía y protección a su gran dios Achamán, creador de todas las cosas.

El Teide, el pico más elevado de España. Lugar Sagrado Guanche

Cuenta la leyenda también, que solo se llevó consigo leche de cabra y un poco de miel.
Transcurridos catorce soles, Achamán, todo poderoso, envolvió a Tinerfe con una gran espiral de luz llamada Magec durante siete soles más, que le colmó de gran sabiduría.
Después de tal experiencia, el gran Mencey se reencontró con su pueblo, pero ahora el rey de los guanches, iluminado por la Luz Divina y poderes sobrenaturales hasta tal punto que su pelo se había vuelto completamente blanco como el "pan de azúcar" y su cara y sus ojos resplandecían tanto que iluminaban las oscuras noches del Valle de Ucanca como si de una antorcha se tratase.

Después de la muerte de Tinerfe la isla se dividió en nueve Menceyatos

Gobernó y mantuvo a todos los pequeños reinos de la isla bajo un solo Menceyato.
Guiaba a su pueblo con gran justicia y sabiduría, y fue un valiente guía espiritual para su pueblo, como si el mismísimo Achamán guiara su mano.

Sus enseñanzas se perdieron, pero siempre se recordó como imponía sus manos al cielo y a la tierra. Las manos de Tinerfe se impregnaban con lo que traía el viento y la brisa del mar.
El Gran Mencey imponía sus manos en alto, con las palmas dirigidas hacia allí desde donde soplaba el viento y luego las olía, sintiendo, viendo lo que en el futuro acontecería. "Leía" en sus manos lo que la brisa del mar y el viento de la tierra le traían. De ésta manera podía guiar y salvaguardar a los guanches de su pueblo de temporales y de otras posibles amenazas exteriores.

El Mencey Guanche brillaba como una antorcha en la noche

El Rey "Tinerfe el Grande", miembro supremo del consejo de ancianos guanche y gran maestro de la escuela Tagoror, educaba a sus discípulos con ardua vocación y mayor benevolencia, en las Artes y las Ciencias de la Sanación y la Curación.
Bajo la supervisión del Mencey, los sabios ancianos guanches aplicaban técnicas de sanación, curación y hasta de cirugía tan solo con sus propias manos y piedras de obsidiana afiladas.

Los Guanches. Pueblo Sabio y Espiritual

Se cuenta que, durante los momentos de educación que impartía, de tanto en tanto, solía levantarse de la piedra donde siempre se sentaba cuando se dirigía oralmente a los suyos. Miraba hacia el cielo, miraba la lejanía, miraba hacia Achamán y miraba a Magec, la luz que lo iluminaba. Se quedaba como en estado de trance, donde no veía con sus ojos sino con su Alma, para recibir sabiduría e inspiración divina. Sus discípulos más jóvenes nunca lograron acostumbrarse a tal reacción por parte de su Rey y Maestro, y se subían a los riscos y monturrios de tierra a mirar entusiasmados hacia el mismo lugar en el infinito donde posaba su vista el Gran Mencey Tinerfe, para así poder ver lo que él veía...
...sus discípulos nunca lo entendieron, 
...nunca pudieron ver lo que el Rey Guanche veía,
...nunca pudieron ver a Achamán...

En Homenaje al Gran Mencey Tinerfe (se lo debía).

Damián Alvarez.                   
Creador del Sistema de Sanación Tinerfe.